miércoles, 6 de julio de 2011

Antidio Cabal González en entrevista


"La razón piensa y el corazón siente."
ERIKA HENCHOZ mailto:erikahenchoz@gmail.com08:20 A.M. 25/06/2011
 Suplemento ANCORA , La Nación, Costa Rica

Las fronteras no separan a la filosofía de la poesía en la obra de Antidio Cabal González: es tan poeta como filósofo, y viceversa. “No pretendo evangelizar a nadie, ni a mí mismo; la poesía y la filosofía están intraunidas desde el arjé [del griego, ‘el qué’]”. Esto se advierte en la poesía tradicional popular y anónima; pensar e intuir fluyen según una “antropología silvestre”, sin compartimientos.
Don Antidio nació en Las Palmas de Gran Canaria (España) en 1925. Desde 1949, su segunda patria es esta angosta y biodiversa cintura americana. Hoy, a con 85 años, don Antidio sigue vibrando en sus escritos, de la misma forma como cuando se inspiró del paisaje rural empedrado y cálida brisa de su Piedades de Santa Ana: “pueblo de cierto halo cósmico” en las montañas del sur de San José. Le inspiraron también Puntarenas, Limón, y el siempre vivo aeropuerto internacional La Sabana con zacate y vacas en medio de él.
Cabal pasó muchos años en el anonimato en Costa Rica.
“Escribir y no publicar: eso lo necesitaba. Me bastaba la exudación como única necesidad cumplida. No presumo de ello; simplemente me ocurría”, afirma.
Su vida se centra en dos pasiones: la historia de Costa Rica y la poesía. “La poesía es un estado natal de mi espíritu, y Costa Rica un acontecimiento sobrevenido a mi espíritu, un país donde llueve con confianza”.
“Como seres humanos nos rigen un código genético somático, y un código genético en el espíritu, de modo que en orden al espíritu resulta inevitable cumplir determinadas necesidades –por ejemplo, el de la poesía–, de la misma manera que, en relación con el cuerpo, resulta inevitable dormir o comer”, dice el escritor.
“De este país hay que decir que se trata de un lugar que descubrí como sociedad, y unidad inédita en la historia de las naciones. Costa Rica tiende más a la vida que a la muerte, lo cual implica una substantividad ética”.
Su primer trabajo en tierras costarricenses lo condujo al Conservatorio Castella, en 1958, como profesor de Orientación Poética. Allí compartió con su amigo Néstor, el escultor Zeledón Guzmán.
“Entonces, como esencia y substancia poéticas, Costa Rica ya era condición de mi poesía”. Esto hay que decirlo y subrayarlo.
La poesía sobre nuestro país se le publicó a Cabal hasta octubre de 1982 con el título La Costa Rica. Por esas fechas, el poeta empieza a tener conciencia inicial y a fondo de la Campaña Nacional del 56 y de Juanito Mora.
“En un momento determinado, y en ciertas circunstancias, nos encontramos Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles y yo en una cafetería en San José. Pregunté a Fabián por qué no escribía una novela o unos cuentos cuyo tema fuese la guerra contra los filibusteros; él me contra-propuso diciendo que porqué no la abordaba yo, poéticamente. He ahí su punto de partida ex ovo [desde el huevo, desde el origen]”.
Ahí surge el Cantar de gesta de Juanito Mora, cuya segunda edición se le entregó en mayo del año pasado.
Para los años 60, ya había publicado una versión lírica de las proclamas de Mora Porras, titulada precisamente Las proclamas.
Don Antidio, que significa: “Dios del fuego” de los nativos–, es un hombre alto, delgado y de muy buen ver. Articulista, comentarista y editor, entre otros oficios; vive montaña adentro y arriba donde convergen todos los santos, en la provincia de Heredia.
¿Cómo clasifica y califica su poesía don Antidio?
“En verdad, yo no tengo ni idea, francamente. A los 18 años dejé de escribir juzgando que, si no iba a alcanzar la calidad de Homero, Safo, Lucrecio, Dante o San Juan de la Cruz, ¿qué sentido había en que yo me dedicase a querer ser poeta?”.
Cita de Cervantes, quien en su Viaje al Parnaso escribió: “Yo, que en vano me afano y me desvelo, / por pretender que tengo de poeta / la gracia que no quiso darme el cielo”.
Cabal se explica: “No obstante, en materia de clasificación sí puedo decir, ‘preceptivamente’, que tengo una poesía del yo y una poesía del nosotros; y, en materia de calificación, que mi poesía del yo y la del nosotros lo deben todo a la filosofía griega, especialmente a los presocráticos”.
En España, durante siete años, don Antidio cursó una secundaria en cuyos últimos tres años se impartía filosofía; esto cambió su pensamiento. Para él, los presocráticos son poetas, y de ellos aprendió que la poesía y la filosofía son las dos caras de una misma moneda; que la razón sabe sentir y el corazón sabe pensar.
¿Cómo observa la actividad editorial costarricense?
En general, la de antes y la de ahora revelan una fuerte tendencia endogámica; en lenguaje coloquial: casera, pero en sentido prescriptivo, no peyorativo. No es malo que sea endogámica, sino que casi exclusivamente sea endogámica. La actividad editorial del país no trae el mundo a Costa Rica. Hay excepciones, como cierta ramificación de la Editorial de la Universidad de Costa Rica.
Cabal se acuerda de cómo Carlos Rafael Duverrán fue víctima de esa “política editorial de sacristía”. Desde luego, reconoce que la producción editorial costarricense, cuantitativamente, es elevada si se considera el número de habitantes del país.
Estancia en Venezuela.
Don Antidio llegó a tierras bolivarianas en febrero de 1961. Fue editor personal de tres expresidentes de la República de Venezuela: Rómulo Betancourt (1959 y 1964), Raúl Leoni (1964 y 1969) y Rafael Caldera (1969 – 1974). Se tituló en Filosofía con una tesis que interpretó la ética incursa en El capital, de Karl Marx. Luego se desempeñó como profesor de Teoría Poética para maestros universitarios y de segunda enseñanza.
Cabal regresa a Costa Rica en agosto de 1976 y se vinculó a la Universidad Nacional, hasta su jubilación, como profesor de Filosofía. Para esta entidad fundó la Editorial conocida por sus siglas: EUNA.
Antidio Cabal se vinculó con escritores como Carlos Luis Sáenz, Fabián Dobles y Virginia Grütter, y con políticos como Rodrigo Carazo y Luis Alberto Monge. Editó la revista Combate donde publicó artículos de Rómulo Betancourt, Víctor Raúl Haya de la Torre, Salvador Allende, José Figueres, Daniel Oduber, Luis Muñoz Marín, Juan Bosch, Rodrigo Borja y Norman Thomas, entre otros.
Se desempeñó luego como gestor literario. En los años 50 publicó a poetas como Eduardo Jenkins, Ana Antillón, Raúl Morales, Mario Picado, Carlos Luis Altamirano y Guillermo Ramos Morales, que aparecieron bajo el sello de la Colección Oro y Barro.
El mismo Isaac Felipe Azofeifa vio su primera obra publicada bajo aquel sello pues su poesía había sido solo leída en revistas. También, Cabal prologó las primeras obras que dio a conocer el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal.
Fundación y futuro
Antidio Cabal también es fundador del Teatro de las Artes CIDEA y cofundador de la Editorial Costa Rica junto con Fernando Volio Jiménez, Fabián Dobles y Eduardo Jenkins. El poeta ha creado la Fundación Cultural Antidio Cabal para proyectar a Costa Rica al mundo del arte y para proyectar el mundo en Costa Rica.
Muy a gusto en su San Pedro de Santa Bárbara, don Antidio me despide diciendo: “Antes de entrar en política, soy un hombre culto que lee poesía y que ama el paisaje rural, de árboles frutales”.
Su tierra materna lo espera para entregarle una edición completa de sus escritos. Está feliz de que en este momento en España se rinda un homenaje a una gran amiga suya de juventud, Eunice Odio, de cuyo poema Tránsito de fuego asegura no es menor que el Canto General de Pablo Neruda.

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