martes, 5 de noviembre de 2013

Alta mar

Cuando baja la marea, ¡sigo en alta mar! 
Somos agua, espuma y sal. 
Consumirnos en su oleaje, ahogarnos y volver a respirar, 
el mar nos lleva, nos trae, 
¡cuánta agua hemos de llevar!
cuando baja la marea, ¡ seguís en alta mar!

e henchoz

UN REBELLE CAMUS

“… casi joven todavía, rico sólo por mis dudas, con una obra apenas desarrollada…”, Camus

CamusAlberto

Por Erika Henchoz

erikahenchoz@gmail.com

El escritor no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Albert Camus

Cronista, editor,  escritor y, ante todo, humanista. Un filósofo. Un pensador que anhelaba valores y el sentido de las cosas. Un hombre que amó también el teatro: montó clásicos con obreros aficionados  y tradujo a grandes, como a Calderón de  la Barca. Camus fue ese autor y pensador que traspasó el tiempo, transpiró futuros inmediatos, habló de  las soledades más profundas del hombre en un mundo en que se perdía -y sigue perdiendo-  mucho de lo propio: consignas e ideologías, religiones deslegitimizadas,  todo autodestruído en este globo, por seres poco humanos, hum…tan contemporáneo.  Amado por muchos, Camus es como si El extranjero, fuésemos todos.
En ‘La crisis del hombre’, escribió  ”Si no se cree en nada, si nada tiene sentido y si en ninguna parte se puede descubrir valor alguno, entonces todo está permitido y nada tiene importancia. Entonces no hay nada bueno ni malo, y Hitler no tenía razón ni sinrazón. Lo mismo da arrastrar al horno crematorio a millones de inocentes que consagrarse al cuidado de enfermos. A los muertos se les puede hacer honores o se les puede tratar como basura. Todo tiene entonces el mismo valor… Si nada es verdadero o falso, nada bueno o malo, si el único valor es la habilidad, sólo puede adoptarse una norma: la de llegar a ser el más hábil, es decir, el más fuerte. En este caso, ya no se divide el mundo en justos e injustos, sino en señores y esclavos. El que domina tiene razón». El artículo causó fuerte impacto en Europa.

Años en Argelia

De sus padres, pequeños productores de marañón rojo en Argelia, Camus  narra en El primer hombre, algunos datos de su infancia.  Nació el 7 de noviembre de 1913 en un barrio pobre, muy pobre, del este de Argelia, por entonces un departamento francés. Su mamá, de ascendencia española fue una mujer humilde, sencilla, sin estudios.  Su padre, francés, murió en la I Guerra Mundial, meses después de su nacimiento.
La infancia difícil que tuvo Albert Camus fue compensada por su maestro, Louis Germain, quien lo trató con afecto y le consiguió una beca para ingresar al Liceo. Se dice que es a él a quien dedica el Premio Nobel, que recibe un 10 de diciembre de 1957, en Estocolmo.
En su país, Argelia, formó “una compañía de teatro de aficionados que representaba obras importantes, ante un auditorio integrado por trabajadores. Luego, ejerció como periodista durante un corto período de tiempo en un diario de la capital, mientras viajaba  por Europa. En 1939 publicó Bodas, conjunto de artículos que incluyen numerosas reflexiones inspiradas en sus lecturas y viajes. En 1940 marchó a París, donde pronto encontró trabajo como redactor en Paris-Soir”.
Se instaló en la redacción del diario, al tiempo que  produjo una importante obra literaria, apurada quizá por ese destino trágico que le esperaba a los 47 años, cuando sufrió un aparatoso accidente automovilístico. Murió junto a su amigo Michel Gillmard, sobrino del famoso editor, Gastón.
Desde su militancia de izquierda enriqueció su pluma también. Siendo cronista del periódico Combat, “denuncia al franquismo y apoya a los anarquistas españoles. De 1944 a 1947 co- dirige el diario y protesta por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki”, cita RFI.

De pie (de izquierda a derecha) Jacques Lacán, Cécile Eluard, Pierre Reverdy, Louise Leiris, Pablo Picasso, Zanie de Campan, Valentine Hugo, Simone de Beauvoir, Brassaï.
Sentados: Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Michel Leiris, Jean Aubier (el calvo).


“En 1943 Camus se cruza con Jean-Paul Sartre y una aparente amistad se instala. Van de copas, colaboran algunas veces, hacen llamados conjuntos por la paz, pero en el fondo un abismo les separa y es la política.  En 1951 Sartre da su apoyo ilimitado al PC, y en ese mismo año aparece el ensayo “El hombre rebelde”. El totalitarismo marxista es el principal blanco de Camus. ¿Puede un intelectual apoyar a Stalin?, ¿debe callarse o gritar cuando la esperanza se transforma en maquinaria de guerra?.  Se instala un debate intelectual  sin precedentes y la ruptura entre ambos será absoluta. Nunca más volvieron a dirigirse la palabra”, según RFI, en español.
Autor de El extranjero, La Peste, El primer hombre (novela publicada  35 años después de su muerte, en 1995 cuyos borradores se encontraron en el asiento trasero del automóvil en el que viajaba), El mito de Sísifo, Los carnets, La caída y El hombre rebelde son algunos de los textos -Camus, que más se siguen en el mundo.
Sus escritos desnudan almas, crean incendios existenciales  y recobran esperanzas para continuar muchas luchas.  Modificar -para bien- las realidades injustas circundantes, es de grandes, como de grandes es también que una obra leída hace  veinte o treinta años atrás, remueva y agite ánimos, humores y verdades, hoy.

El segundo más jóven-Nobel de las letras

A sus 44 años  recibió el Premio Nobel de Literatura de 1957. Camus es el segundo escritor más joven en recibir el máximo galardón de  las letras. El  primero en llevarse el premio fue Rudyard Kipling, en 1907, con 42 años. Por cierto, Kipling fue además el primer literato británico en ganarlo.
Un dato curioso e importante es que un año después, Camus recomendó el galardón a Boris Pasternak, a quien precisamente se lo dieron en 1958  “desatando una histeria sin parangón en las esferas de poder de la URSS.  Pasternak fue amenazado personalmente por el Fiscal General del Estado de procesarlo por traición a la patria. A raíz de una campaña de desprestigio y acoso sin precedentes, Pasternak falleció en mayo de 1960”.  Camus fue un gran impulsor de la obra del poeta y narrador Pasternak, principalmente de El doctor Zhivago.
Aún se insinúa que la KGB estuvo detrás de la muerte de Camus. “La novedad se diseminó tras la publicación en Francia e Italia de Toda mi vida, los diarios íntimos de Jan Zabrana, poeta checo, traductor y amigo de Camus”.
“De un hombre que sabe muchas cosas y tiene fuentes confiables, escuché una cosa muy extraña. El afirma que el incidente de tránsito de 1960 en el que murió Camus fue arreglado por el espionaje soviético. Fueron ellos quienes dañaron un neumático del auto gracias a un instrumento técnico que con la elevada velocidad logró cortar el neumático o hacer un agujero en él”, escribe Zabrana en 1980.

De sus obras maestras, el discurso de Premio Nobel.

“….. ¿Cómo un hombre, casi joven todavía, rico sólo por sus dudas, con una obra apenas desarrollada, habituado a vivir en la soledad del trabajo o en el retiro de la amistad, podría recibir, sin una especie de pánico, un galardón que le coloca de pronto, y solo, a plena luz? ¿Con qué ánimo podía recibir ese honor al tiempo que, en tantos sitios, otros escritores, algunos de los más grandes, están reducidos al silencio y cuando, al mismo tiempo, su tierra natal conoce una desdicha incesante?
He sentido esa inquietud, y ese malestar. Para recobrar mi paz interior me ha sido necesario ponerme de acuerdo con un destino demasiado generoso. Y como era imposible igualarme a él con el único apoyo de mis méritos, no he hallado nada mejor, para ayudarme, que lo que me ha sostenido a lo largo de mi vida y en las circunstancias más opuestas: la idea que me he forjado de mi arte y de la misión del escritor. Permítanme,  aunque sólo sea en prueba de reconocimiento y amistad, que les diga, lo más sencillamente posible, cuál es esa idea. 
Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de cualquier cosa. Por el contrario, si me es necesario es porque no me separa de nadie, y me permite vivir, tal como soy, a la par de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres, ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; le somete a la verdad, a la más humilde y más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia más que confesando su semejanza con todos”.
El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo hacia los demás,  equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso, los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar partido en este mundo, sólo puede ser por una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual”…
… indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en si misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir…
Jamás he podido renunciar a la luz, a la dicha de ser, a la vida libre en que he crecido…” 

Un rebelde muere en forma absurda y no de pie.

El accidente en el cual falleció Albert Camus se produjo el 4 de enero de 1960.  El auto en que se estrelló era un Facel Vega último modelo “en cuyo asiento delantero –y sin cinturón de seguridad– viajaba el autor de La peste junto a Michel Gallimard, sobrino de su famoso editor, su esposa Janine y su hija Anne… trozos del automóvil volaron a cientos de metros. Sólo las mujeres, que viajaban atrás, salvaron sus vidas”.  Dieron de frente junto un árbol.
“En las crónicas de la época y hasta ahora, nadie dudó jamás que la rotura de un neumático fue lo que provocó el fatídico choque en La Chapelle Champigny, a 113 kilómetros de París. El vehículo quedó tan destrozado que los servicios de asistencia que intercedieron demoraron varias horas en extraer el cuerpo todavía agonizante del escritor. Tenía el cráneo fracturado y el cuello quebrado. El cuerpo sin vida del  Nobel fue llevado al ayuntamiento donde fue velado”, según publicó el año pasado la Revista Ñ.

“La luz de la verdad es la belleza”

A cien años de su nacimiento, la ética en Camus sigue marcando rumbos. Nuevas y más sólidas generaciones de jóvenes del mundo conocerán y se abstraerán por su obra …. a propósito de la fiesta literaria mundial que se vive en su honor.
Como se dice al inicio, el autor y filosofo murió  joven, con posturas políticas maduras. Pacífico en extremo como quien se precia anunciar justicia y libertad.
Antifranquista,  antitotalitario. Nunca defendió ejército alguno,  fue duro e implacable en el combate de las ideas y las posiciones periodísticas del momento que le tocó vivir. Esa misma independencia  de criterio que le caracterizó, se la cobró a la prensa francesa, donde alguna vez fue censurado.
Hombre maduro, leal,  libre y grande entre los más grandes del siglo XX.

Obra

Novelas y relatos
La muerte feliz (La mort heureuse) (1937)
El extranjero (L’étranger) (1942)
La peste (La peste) (1947)
La caída (La chute) (1956)
El exilio y el reino (L’exil et le royaume) (1957)

Teatro
Calígula (Caligula) (1944)
El malentendido (Le malentendu) (1944)
Estado de sitio (L’état de siège) (1948)
Los justos (Les justes) (1950)
Los posesos (1959)

Ensayos
Bodas (Noces) (1939)
El mito de Sísifo (Le mythe de Sisyphe) (1942)
Cartas a un amigo alemán (Lettres à un ami allemand) (1948)
El hombre rebelde (L’homme révolté) (1951)
El verano (L’Été) (1954)
Reflexiones sobre la guillotina (Réflexions sur la guillotine) (1957)


                                                                      26 de diciembre