jueves, 22 de octubre de 2020

Juan Carlos Mestre



GEOGRAFÍA

Quien
no haya visto el mar que se levante
yo
os lo voy a contar, cerrad los ojos.
Imaginad
que el agua, como un caballo blanco,
se
hubiera subido al campanario.
Las
hojas de los árboles son peces,
la
nieve, espuma de cristal sobre las olas.
Como
de un vaso de luz
que
sostuviera la mano de Dios,
van
cayendo una a una las gotas de la vida.
Así,
el inocente pájaro,
la
piedra, el musgo o la mariposa
van
entrando en el agua que ya todo lo cubre.
Creeréis
que el mundo desde siempre,
ha
ido llevándole sus ríos.
Del
fuego, de la oculta ceniza de madera
ha
tomado el mar su verde brote de esmeralda.
Como
el ruiseñor que canta
en
los jardines de la tierra
también
las caracolas en sus profundos valles
celebran
la música.
Por
eso al acercar tu oído
a
ese bello laberinto de leche
escucharás,
aunque no quieras,
el
inmenso ruido de la mar.
Ahora
ya lo sabéis,
y
solo falta empujarlo, entre todos,
al
aire.




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