sábado, 24 de diciembre de 2016

Tu camino

Recorro tu camino empedrado, de barro, montaña y monte a ambos lados. El viento levanta y despeina tu cabello suelto. ¡Que aire tan frío! Se congelan las manos, las narices y se humedecen tus ojos y los míos. El guardabarranco anuncia que llegamos a armar el fuego. Una vez más el volcán nos descubre entre sus nubes blancas. 



viernes, 11 de noviembre de 2016

Te necesito fuerte



Fluye, circula sin reposo/ estira estas piernas como crayón semioscuro/ preciso.
No te abandones en el camino/ recórreme con fidelidad extrema, sangre, vida, hoy sin tiempo entre instantes.
Mi cuerpo se agota con tus desvaríos/ No se puede ir contracorriente/.
Mi cerebro clama tu aire/ tu beso prologado, tu respiro/.
Anda, mío, recorre este camino con valor y sigilo/ te necesito fuerte.

jueves, 29 de septiembre de 2016

BELLO

https://www.youtube.com/watch?v=4a9vR5L4bdk

Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.
Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.
¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!
Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.
Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito a mí se ha volcado.
He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.
Miguel Hernández, La boca

viernes, 24 de junio de 2016



La soledad era eterna
y el silencio inacabable.
Me detuve como un árbol
y oí hablar a los árboles. 


De Árboles Hombres de J.R. Jiménez



lunes, 18 de abril de 2016

Henry Miller, por Erika Henchoz


Escritor del Mes
Apasionado y des-medidamente in-contenible, Henry Miller

Erika Henchoz, del 2 diciembre, del 2012 para Literofilia

Un hombre escribe para expulsar el veneno que ha acumulado debido a su estilo de vida falso. Está intentando recapturar su inocencia, pero todo lo que logra hacer (escribiendo) es inocular el mundo con un virus de su desilusión. Ningún hombre pondría una sola palabra en un papel si tuviera el coraje de vivir aquello en lo que creía. Henry Miller (1891-1980).

"Miller es el narrador de la urbe, de las prostitutas; el amigo de Anais Nin, de los locos, de los reventados por la vida rogaba a Dios que lo hiciera escritor y así escribir, de una manera metafórica, desabrochada, todo ese delirante modo de vivir americano”, dicen biógrafos de él. 

Si algo atrae de la obra de Henry Miller —desde su Trópico de Cáncer hasta El libro de mis amigos— es su pasión desmedida, incontenible, cualidad que durante muchos años la sociedad estadounidense puritana redujo al término de pornógrafo.

Se convirtió en uno de los máximos defensores de la libertad tanto individual como literaria y su búsqueda de la "salvación" a través de experiencias intensas influyó enormemente en las ideas de la llamada Beat Generation.

Los Trópicos están consideradas entre sus mejores novelas gracias a su prosa fluida, en la que funde obscenidad y espiritualismo, y salta con gran naturalidad del expresionismo más realista al divismo más simbólico.

Su obra ha sufrido los ataques de la crítica feminista, debido a su retrato de la potencia masculina frente al masoquismo femenino.

De cualquier modo, su producción literaria muestra una poética perfumada de inconformismo y rebeldía que venía en plan de echar por tierra todo ese puritanismo de aire acondicionado y Hot-dog, todos los prejuicios raciales de una Norteamérica preocupada por hacer la guerra y no el amor.

Los libros de Miller fueron escritos en cuartos baratos, con sexo y eyaculaciones, sin embargo todo eso lo llevó al papel con una poética feroz, todo escrito con inteligencia y desfachatez.

Llevó una vida desenfrenada, abocada a todos los excesos, que reflejó en sus libros como una ráfaga huracanada, ácida; a veces maloliente, repulsiva, pero con ese pálpito bullente en la literatura que lo es de veras.

Dicen que escribía como un poseso en cuartuchos atiborrados de alcohol y sexo, con un naturalismo emparentado en línea directa —de extremo a extremo— con un espiritualismo impensable en alguien que hacía de la crudeza, y hasta de la desfachatez, la principal de sus armas expresivas.

Para Daniel Vigo, Henry Miller es uno de esos escritores que más huella acostumbran dejar entre jóvenes que se sienten rebeldes y aquellos no tan jóvenes que odian anudarse la corbata. Encumbrado por los inadaptados de la generación Beat e incomprendido por la crítica más puritana. "Miller responde a esa clase de escritores de corte individualista que adoptan una postura de enfrentamiento contra la sociedad en la que viven".

Apunta además que Miller conoció a Anais Nin en su estancia en París, durante su segundo viaje a Europa, en el año 1931. Años después mantuvieron ambos una intensa relación triangular con la mujer de Miller, June Mansfield. Al británico Durrell lo conoció en 1937, una amistad que se fue afianzando tras el paso de los años. Miller incluso vivió como invitado durante un año en la casa que Durrell tenía con su esposa en la isla griega de Corfú. Vivencias que le sirvieron luego, para escribir El Coloso de Marusi (1941). Tanto con Durrell como con Anais mantuvo prolíficas relaciones epistolares, que posteriormente fueron recopiladas y publicadas.

"Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito. He de verte, te veo brillante y maravillosa y, al mismo tiempo, le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí, me envuelves como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. Te quise cuando viniste a sentarte en mi cama —esa segunda tarde fue toda como una cálida neblina— y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al principio inspira siempre esos pensamientos? No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees fuerza, de distinta orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije muchas tonterías sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de vergüenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.

Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de decir 'aquí vine con Anaïs', 'aquí comimos, bailamos o nos emborrachamos juntos'.

¡Ay!, verte borracha alguna vez, ¡qué privilegio!, casi me da miedo de proponértelo; pero Anaïs, cuando pienso cómo aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué húmeda estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se disuelve. Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer.

Pienso que si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable. Si es preciso, iré a Versailles el domingo —lo que sea, pero he de verte—. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de ti, con mirarte admirado. Te quiero, eso es todo.

Esta triada de pluma rebelde destacó por abordar crudamente el tema del erotismo desde sus libros. Miller afirmaba que este era consecuencia del ejercicio desbocado del amor. Era como alcanzar un grado de espiritualidad máxima. Anais en cambio, supo cubrir ese erotismo con velos transparentes de misterio, provocados por los arraigos y desarraigos del autoconocimiento. Durrell teorizó sobre el placer como búsqueda.

Miller siempre tuvo un interés especial hacia la pintura, él mismo presumía de haber llegado a pintar varios millares de acuarelas. Y es que, únicamente tras la pérdida de visión del ojo derecho en sus últimos años, dejó de pintar. Para él escribir era trabajar, mientras que pintar significaba, en cambio, jugar. La relación de Miller con la pintura fue siempre muy estrecha: expuso la primera vez sus acuarelas en 1927, en Greenwich Village; en los momentos de penuria económica las acuarelas llegarían a servirle como tabla de salvación al ser canjeadas por comida, ropa o incluso por las cuentas del dentista. Miller publicó también un libro dedicado a la pintura: Pintar es volver a amar (1960).

Consultado por sus gustos sobre pintura, exponía sus preferencias: Hans Reichel, Paul Klee, John Martin, Picasso, George Grosz, Marc Chagall.

Tanto Miller como el pintor Balthus sufrieron la dura crítica norteamericana debido a su elevado erotismo. Miller sufrió la censura y durante treinta años la publicación y venta de sus dos Trópicos fue prohibida en los Estados Unidos, las ediciones originales en inglés publicadas en Francia serían un bien muy buscado para aquellos norteamericanos que pasaban por Francia. Pero también allí, tras la publicación de Sexus se formó un gran escándalo: fue interrogado por un tribunal parisino con la posibilidad de que se le abriera un proceso penal, del que finalmente fue absuelto. Balthus, por su parte, protagonizó un duro enfrentamiento contra los críticos norteamericanos que le colgaron la etiqueta de pintor pornográfico y que incluso llegaron a acusarlo de pedofilia.

Curiosamente, tanto Miller como Balthus declararon que su arte era un canto a la libertad, a la vida y a la belleza; que el erotismo era sólo una consecuencia de sus obras.

A lo largo de su vida, ambos se desvincularon una y otra vez del arte pornográfico. Incluso, los dos confesarían en sus escasas entrevistas, que esta no solo no los estimulaba sino que los aburría.

Otro dato anecdótico que parece unir a ambos artistas es su atracción hacia las culturas orientales. A Miller le gustaba leer sobre el budismo zen, sobre la China, el Tíbet y el arte japonés. Balthus, por su parte, viajó varias veces al Japón. Casualmente, ambos se casaron en 1967 con mujeres japonesas, a las que superaban en varias decenas de años. Balthus se casó con Setsuko Ideta, siendo esta su segunda esposa mientras que Miller se casaría en su quinto matrimonio con la pianista japonesa Hoki Tokuda, un matrimonio que se rompería diez años después, aunque ya nunca volvería a divorciarse. Su último gran amor correspondería a la actriz Brenda Venus a la cual dedicaría los últimos años de su vida, muy menguado físicamente, pero dotado con la misma intensidad vital que tenía durante los años locos de París, concluye Vigo.

Datos biográficos

Nació el 26 de diciembre en Nueva York. Autodidacta. Estudió durante dos meses en el City College neoyorquino hasta que el joven rebelde, amante de la literatura, y en especial, de la del escritor Fedor Dostoievski, fue expulsado de la universidad. Entre otros oficios, se ocupó como ranchero y como mensajero de la compañía Western Union.

Contrajo matrimonio en 1917 con Beatrice Sylvas Wickens, con quien tuvo a su hija Barbara. En 1924 se divorció de Beatrice y se casó con la bailarina June Mansfield Smith, una mujer sumamente influyente en Henry por su modo liberado y despreocupado de vivir.

En la década de los años 1930 y en plena época de la Gran Depresión, Miller y June trasladaron su residencia a París, ciudad en la cual llevó una existencia bohemia junto a Anais Nin, Gilberte Brassai y Alfred Perlés, empapándose de diferentes corrientes literarias, entre ellas el surrealismo.

En la capital francesa aparecería su primer libro publicado, Trópico de Cáncer (1934), un volumen prologado por su amiga Anais y censurado en su país hasta la década de los años 1960. Junto a Nin escribiría Una pasión literaria (1932-1953), libro que recogía la correspondencia entre ambos autores.

El mismo año de la aparición de Trópico de Cáncer, publicada en la editorial Obelisk Press de Jack Kahane, Henry y June se divorcian.

Otras novelas de Miller son Primavera negra (1936), El universo de la muerte (1938) y Trópico de Capricornio (1939).

A pesar de que Trópico de Cáncer fue la primera novela publicada en su trayectoria como literato, Miller había escrito previamente varios libros que no lograron ver la luz en su día, como Clipped WingsMoloch y Crazy Cock.

En 1939 Henry dejó Francia, país en el que llegó a trabajar como profesor de inglés en el Liceo Carnot de Dijon, y pasó un tiempo junto a Lawrence Durrell en Grecia para retornar en plena Segunda Guerra Mundial a los Estados Unidos, ubicándose en el estado de California. Allí escribiría libros como El coloso de Marussi (1941), título que abordaba su experiencia griega, Pesadilla del aire condicionado (1945), Días tranquilos en Clichy (1956), Big Sur y las naranjas del Bosco (1957) o la afamada trilogía La crucifixión rosada, conformada por los volúmenes Sexus (1949), Plexus (1952) y Nexus (1959), los cuales volvían a incidir en el aspecto sexual que singulariza sus trabajos literarios.

Al margen de sus novelas, Miller también escribió ensayos sobre Marcel Proust, James Joyce y D. H. Lawrence.

Henry se casó nuevamente en 1944 con Janina Martha Lepska, joven inmigrante polaca, estudiante de filosofía, con quien tuvo dos hijos, Tony y Valentine. En 1952 se divorcian. Un año más tarde contrajo matrimonio con Eve McClure, de quien se separaría en 1960. Su última esposa fue la cantante de cabaret japonesa Hiroko Tokuda, con quien estuvo casado entre 1967 y 1977.

Una de sus últimas amantes fue la joven actriz Brenda Venus. El libro Querida Brenda (1986) recoge las cartas de amor remitidas por el autor de Nueva York a la morena intérprete, vista en películas como Foxy Brown o Límite 48 horas.

Miller, cuya influencia es muy apreciable en los escritores de la denominada Generación Beat, como Jack Kerouac, Allen Ginsberg o William Burroughs, moriría a causa de problemas circulatorios en la localidad californiana de Pacific Palisades. Era el 7 de junio de 1980 y el escritor tenía 88 años.
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 AGENDA CULTURAL
Albino Chacón presenta crónicas sobre su visita a China
Literofilia  invita a la presentación del libro "Impresiones chinas", crónicas, vivencias y visión de diversos aspectos de la cultura y cotidianidad chinas,  de Albino Chacón, el autor,  este martes 4 de diciembre, a las 7 p.m. en el Centro Cultural de México, en Los Yoses.
Las presentadoras serán Patricia Rodríguez Holkemeyer y Nuria Rodríguez Gonzalo.

Colección 'Fin del Mundo' con dos nuevos libros
Este martes 4 de diciembre a las 7 pm, en la Alianza Francesa de Barrio Amón, Ediciones Espiral invita a la presentación de dos de sus nuevos libros de la Colección Fin del mundo.
Cuadernos de Salónica de Mauricio Molina y Xarxa D' Aranya
de Melvyn Aguilar.
Presentan Cuadernos de Salónica, Carlos Cortés;  Xarxa D' Aranya,  Alexander Obando y Alfredo Trejos.
Más información enhttp://edicionesespiralfindelmundo.blogspot.com/

FRASES DE MILLER
La mayor parte de la escritura se hace lejos de la máquina de escribir.
Si nos volvemos hacia una realidad más grande, es una mujer quien nos tendrá que enseñar el camino. La hegemonía del macho ha llegado a su fin. Ha perdido contacto con la tierra.
Cada guerra es una destrucción del espíritu humano.

martes, 5 de enero de 2016

Siembra y cosecha...




Sembrador de risas y poemas.... felicísimo 2016! 
Espero que el oleaje nos sea más apacible, menos turbulento y rotundamente azul-claro. 
Agradezco al poeta que me inspira, su entrega y enorme e incalculable generosidad. 

Las pequeñas/ grandes cosas que guardo de él...
"hacen que 
lloremos cuando 
nadie nos ve".

                                                                      26 de diciembre