viernes, 17 de septiembre de 2010

La hora del héroe

¿UN SÓLO HÉROE?


Dionisio Cabal A. 



A nadie se le ocurriría plantear una discusión para que se reconozca que el Sol es luminoso. Discusión que por cierto en nada afectaría la luminosidad del astro. El Sol es luz y punto. Pues bien lo mismo ocurre con don Juan Rafael Mora Porras, don
Juanito. Es el máximo Héroe Nacional, lo ha sido siempre. Aunque apenas hace unas horas esta realidad haya sido oficializada por la Asamblea Legislativa. Las cosas caen por su propio peso. Y una de ellas es la supina ignorancia que en asuntos de la historia de 1856 han mostrado la mayoría de los diputados. Pero hay que ser justos, no se les puede responsabilizar, ni a ellos ni a los profesores de segunda enseñanza o de educación primaria que por más de un siglo repitieron acríticamente una versión de los acontecimientos de La Guerra de 1856, en particular del papel de Juan Santamaría, que en poco se ajusta a la realidad, versión que coadyuvó a tergiversar los hechos y las razones del asesinato de don Juanito Mora. Acto de lesa Patria.


Independientemente de lo que creamos saber y prefiramos creer sobre el heroísmo de
Santamaría y de Mora, este artículo invita a dilucidar sobre una pregunta que algunos se hicieron a raíz de ciertas declaraciones del diputado Fabio Molina en torno a lo expuesto. ¿Puede un país tener dos héroes?


Dos, tres, cuatro, cien...


La pregunta parte de una presunción falaz: reconocer
oficialmente como Héroe Nacional a don Juanito equivale a "bajarle el piso" a Santamaría. Pensamos que no. Si algo ha hecho tambalearse a Juan Santamaría no ha sido el reconocimiento de la gloria de Mora, sino la manipulación y las falacias tejidas en torno a las actos que se imputan al soldado alajuelense. Medias verdades que ahora se están resolviendo a la luz de nuevas investigaciones.


Héroes coetáneos.


La historia demuestra que es
perfectamente posible que coexistan distintos héroes nacionales en la historia de un país, se correspondan a una misma época (Morelos e Hidalgo en el México de 1810) o a épocas distintas (también en México, Zapata y Villa en 1910). O bien en Cuba, José Martí y el Ché, o en Venezuela Bolívar y Miranda, José Félix Rivas y El Negro Primero, o en Perú, el mismo Bolívar y el singular Tupac Amaru. En Nicaragua Enmanuel Mongalo, Andrés Castro y Sandino.


Para el caso de
Costarrica, debemos repasar con cuidado, porque nuestra nación debe su existencia al desvelo heroico de muchos. El denuedo mostrado por Gregorio José Ramírez para evitar nuestra anexión al imperio mexicano de Iturbide, salvó al país, y en lo que cuenta fue cronológicamente el primer verdadero héroe nacional pos independencia. Porque claro está y según se mire, ¿no es acaso Pabru Presberi un héroe singular en su lucha por la libertad como lo fue el gran cacique coyoche Garabito?¿No les debemos respeto, admiración y afecto? Y en la lucha contra los Tinoco, ¿Vamos a negarles su condición de héroes de la patria a Rogelio Fernández Güell y a Marcelino García Flamenco (por cierto salvadoreño, como lo era el general José María Cañas) que pagaron con su vida el coraje de enfrentar a la tiranía, y en esa misma jornada anti tinoquista ¿no fue heroína popular, arriesgando su vida, María Isabel Carvajal, nuestra gran Carmen Lyra, quien encabezando un grupo de audaces e idealistas maestros le dio fuego -como si de un mesón plagado de enemigos se tratara- a las oficinas del diario "La Información" ? ¿No es acaso héroe nacional -de la juventud- Guadalupe "Valedor" Martínez el niño que muere en Santa Rosa tocando la trompeta a degüello comunicando la orden de ataque de nuestras tropas? ¿Y dónde vamos a ubicar a Francisca Carrasco, y al Capitán Quirós y a los setenta y tres soldados escasuseños muertos en la batalla de Rivas? Claro que son héroes nacionales.


Podrá
argumentarse que el heroísmo de unos y otros tiene planos de desigualdad. Pero tal afirmación siempre será subjetiva. El heroísmo de Santamaría tiene parangón con el heroísmo de muchos costarricenses en las distintas batallas. Pero en cambio nadie duda del audaz y complejo nivel de responsabilidad que implicaban las oportunas decisiones de Mora, su capacidad visionaria, el desprecio por su propia vida en aras de la libertad Centroamericana, su inmensa capacidad de convocatoria. ¿Y en qué afecta la grandeza incuestionable de Mora el heroísmo de Santamaría? En nada.


Lo que pareciera estar en el fondo de esta disquisición, es que se está empezando a caer la supuesta verdad oficial, y reconocer o reivindicar a Mora es parte de ello. Pero tal vez es importante reflexionar que la fuerza moral que está levantando a Mora a su exacta dimensión de Héroe Nacional y
Latinoamericano es la misma fuerza que rescatará a Santamaría de la manipulación.


Día histórico

Costarrica se ha rescatado a sí misma en un gesto que los tiempos juzgarán por su auténtico valor trascendente. Un 16 de septiembre de 1860, hace 150 años, don Juan Rafael Mora Porras, acompañado de su hermano José Joaquín y del general Cañas (ambos irrefutables Héroes Nacionales), y de unos pocos amigos, avistaba, desde la proa del "Guatemala" -el barco que lo traía desde El Salvador-, las costas de su amada Costarrica. Fondeando frente a Puntarenas, ciudad donde nunca se le ha dejado de venerar. Catorce días después moriría entregando su vida generosamente a cambio de la de sus partidarios. Volando a la libertad, inmortalizado. 150 años después, un 16 de septiembre del 2010, Costarrica le rinde un homenaje con el que paga una deuda vergonzosa. Lo declara Héroe Nacional. No es don Juanito quien necesitaba de este reconocimiento. Somos nosotros como pueblo quienes lo urgíamos, para saber merecernos el gentilicio de costarricenses. Para dignificarnos mirando la verdad directamente a la cara, "cien años la escondieron, pero ya no", dice una canción. Desde el siglo diecinueve Centroamérica entera lo ha llamado Libertador, los poetas le han dicho Padre de la Patria. Hoy es Héroe Nacional. Está confirmado: ¡Ha llegado la hora de Juanito Mora!

                                                                      26 de diciembre