Chingolo, chincol, cachilo, copetón, pichitanca, comemaíz, chesy hasy, afrechero, pinche. ¿Quien te llamó gorrión? ¡No es ese tu nombre, y sin embargo, chillas con ganas!
¿Dónde tu sed me encuentra?, cómo es que apareces y desapareces entre tu vuelo, corto, es por tu ímpetu de Dios omnipotente?
Pequeño y anhelado, grande entre el monte y en lo urbano de territorios semi salvajes. Ven, recórreme, llena tus pulmones. ¡Ay, esta sed en desgracia y no vuelvas!
¡Estira, huye, eleva tus alas, si de por sí ya no estabas!
Sed, sed, sed, misericordia, sed. Busca el aire húmedo del amanecer, desaparece de mi ventana. Tu dupla es más pequeña que esta pestaña azul estirada.
Vé, vuela, vive y vaga por donde no te encuentre mi alma. ¡Espero un gorrión rojo negro!
No te devuelvas, corre tras otras aguas, por tus campos, ya estas montañas alcanzan el cénit de arreboles de invierno.
¿O es que congelas tu tiempo para que te encuentre de nuevo?.. libérame pronto para volar más alto.
Tampoco el canto del cóndor te pertenece, aunque te lleve tatuado en mis aires, en pleno espacio desangrado.
Erika Henchoz
Erika Henchoz