viernes, 28 de agosto de 2015

Chingol, chincol, vuela comemaiz (Zonotrichia capensis)





Chingolo, chincol, cachilo, copetón, pichitanca, comemaíz, chesy hasy, afrechero, pinche, pirrís. 
¿Quien te llamó gorrión? ¡No es tu nombre, y chillas con ganas!
¿Dónde tu sed me encuentra?, ¿cómo es que apareces? ¿es tu ímpetu de Dios, omnipotente?
¡Pequeño y anhelado! grande en el bosque o territorios menos salvajes. 
Ven, recorre mi entorno, activa tus pulmones. ¡Ay, esa sed que acongoja, ¡no vuelvas!

¡Estira, huye, eleva tus alas! Busca la fruta o la planta que guarda el rocío.
Sed, sed, sed, misericordiosa, sed. 
Busca aires húmedos al amanecer, desaparece de mi recuerdo. Tu dupla es más pequeña que esta pestaña azul estirada.
Vete, vuela, vive, vaga donde no te encuentre mi alma. ¡Espero un gorrión, roji negro y silencioso!
No te devuelvas, alcanza el cénit de los arreboles en invierno.
¿congelas tu tiempo para que te encuentre de nuevo? libérame de tu sonido, pronto.
Tampoco el canto del cóndor te pertenece, aunque te lleve tatuado en mis aires, o en espacios desangrados.


Erika Henchoz

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