lunes, 24 de noviembre de 2014

Cecilia Meireles, verbo y prosa estiran su horizonte humano


CECILIA MEIRELES

Por Erika Henchoz

erikahenchoz@gmail.com
Considerada como la gran poetisa de lengua portuguesa Cecilia Meireles fue también periodista y profesora de literatura y cultura brasileña. Defensora a ultranza de la libertad y la democracia. Reconocida por su técnica, tan humana y  formal. Su Mar absoluto, Retrato natural, Viagem son poemas que la ubican entre las mejores vanguardistas del modernismo.
Meireles  conoció mucho sobre la muerte desde pequeña. Su padre, muere 3 meses antes de su nacimiento, su madre, muere a los tres años y medio cumplidos, luego, tres de sus hijos mueren sin llegar a conocerlos, y más tarde su primer marido, el pintor  Fernando Correia Dias (m. 1922–1935) se suicida y deja a cargo tres hijas María Fernanda, Maria Matilde y Maria Elvira. Tránsito obligado de muertes cercanas.
Es así como desde los 9 años de edad y apañada a la soledad se interna en la escritura. Ya a los 16, publica su primera obra.
De su Elegía se dice que tiene “fuerzas de sana interpretación, de vital optimismo y de clara luminosidad”. Su extensa Elegía (1933-1937), dedicada a la memoria de su abuela que la crió con el tema de un nocturno funerario, le fue muy aplaudida.
Meireles rompió esquemas siempre.  Fue contraria a los moralismos impuestos por la sociedad. Defendió y armó su discurso laboral en torno a la democracia en medio de una efervescencia  de autoritarismo político en su natal Brasil.
Nació en Rio de Janeiro, el 7 de noviembre de 1901 en Tijuca, Brasil y muere el 9 de noviembre de 1964 en  Río de Janeiro.
Su carrera literaria inicia con la publicación de la colección de sonetos titulada Espectros en 1919. “La obra poética de Cecilia revela poca afinidad con las tendencias nacionalistas de moda en libros como Nunca más… Poema de los Poemas (1923). Crianza, mi amor (1924) y Baladas para el rey (1925)”.
En 1922 se casa con el pintor portugués, Fernando Correia Dias, cuando enviuda se casa con Heitor Grillo en 1940. En palabras de la poeta, “Heitor fue un hombre admirable por su extraordinaria fe en el ser humano, en su afán de elevar todo. Sólo para decirles que esta primera y única enfermedad que tuve y que me tomó de cinco meses, no se movió ni un momento de mi, por mera ternura, el gesto y la palabra siempre allí, a pesar de sus numerosas responsabilidades y ocupaciones. Lo conocí cuando lo entrevisté una vez”.
“Entre 1925 y 1939, se dedica a la carrera docente y publica varios libros para niños. En 1930 escribe para “Diário de Notícias” una página sobre los problemas en la educación. También funda en Rio de Janeiro la primera biblioteca para niños de Brasil.  Enseña literatura brasileña en Portugal hasta que reaparece en el escenario poético luego de 14 años de silencio con Viaje (1939), un libro considerado de gran madurez e individualidad. Ese mismo año recibe el Premio de la Academia Brasileña de Letras”.
Varios de sus libros están inspirados en sus viajes, en los que ahonda en la comprensión de la humanidad a  partir de su contacto con las personas y sus costumbres, apuntan algunos datos de su biografía.
“Viajar es estirar el horizonte humano. India fue donde me sentí más dentro de mi mundo interior. Las canciones, Tagore, muchas personas cantan, hay buen folclore, todo en la India me da una sensación de levitación. Tenga en cuenta que no visité ni templos ni faquires. El impacto de Israel también fue muy fuerte. Por un lado, los hombres que construyen con entusiasmo y vitalidad, un país en el que brotan las flores en el desierto, y la cultura en las universidades. Por otro lado, de que la humanidad pasa a primer plano por las excavaciones. Echa un vistazo a esas jarras, los textos sagrados de los profetas mundo”.
Visité Nazaret, agrega, los lugares santos. Holanda me hace sospechar que tengo parientes antiguos flamencos. En Amsterdam, he pasado quince días sin dormir. Parecía que yo vivía en el interior de los grabados. En cuanto a Portugal, basta con decir que mi abuela hablaba como Camões. Estudié hindú, sánscrito. El deseo de leer a Goethe en el original me obligó a estudiar alemán. No estudiar idiomas para hablar, sino para penetrar mejor en el alma de las personas.
Escribió sobre temas pedagógicos y folklóricos y prosa lírica como Giroflê giroflá (1956), Escoja su sueño (1964) e Inéditos (crónicas – 1968).
Entre los libros de poesía que publica después de 1939 se encuentran: Música Vaga (1942), Mar Absoluta (1945), Retrato Natural (1949), Romancero de la desconfianza (1953), Metal Rosicler (1960), Poemas Escritos en la India (1962), Solombra (1963) y O esto o aquello (temática infantil, 1964).
Cecilia Meireles fue una de las’tachadas’, en una época marcada por la dictadura y la represión del llamado “populismo” de Getúlio Vargas. “Esto le significó la persecución de una serie de enemigos debido a sus convicciones y crítica al sistema. Una de sus mayores luchas fue la defensa de una escuela pública libre, mixta sin la interferencia arbitraria de la familia ni de la iglesia. Por eso se ganó la ‘ojeriza’ de la iglesia católica a lo largo de 30 años y aún hoy, cuando muchas veces se hace una lectura equivocada de su obra”.

Lo político, la persigue

“Cecilia termina con La “Página de Educação” del “Diário de Notícias” en enero de 1933, cuando cansada de las maniobras políticas del gobierno y el estado de la educación en Rio de Janeiro expresa su “horror” ante su labor como periodista. No obstante el diario carioca “A Nação” la contrata para escribir sobre todo, ¡menos política!
En la década del 40 escribe sobre folklore para el diario “A Manhã”. Su biografía destaca que en la década del 50, vuelve al “Diário de Notícias”, para escribir en el “Suplemento Literário”, donde ya habían colaborado Mário de Andrade y Sérgio Buarque de Holanda. Termina su carrera periodística en la década de 60, en “Folha”.
“Meireles viajó extensamente dando conferencias en América Latina, EE UU y Portugal y recibió varios premios y honores en varios países. Luego de su muerte debido al cáncer, continuó recibiendo honores y premios póstumos por su obra poética y educativa”.
Meireles fue una mujer menuda de gran fortaleza. Una poeta llena de romance, de verbo directo y sonrisa hermosa.

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